Había una vez una niña, un ser humano como tú y yo. La única cosa mala que alguna vez hizo, fue haber nacido en un mundo donde por razones más allá de su comprensión, no se le trataba igual que a los niños de su edad. Esto fue un problema desde sus inicios de vida, debido a que todas las personas a su alrededor esperaban que ella fuese de una forma diferente y cumpliera con las “cosas de niñas”.
Desde muy pequeña, le interesaron las ciencias, pero siempre sintió que sus profesores no la tomaban en serio, dándole más atención y oportunidades a sus compañeros niños, teniendo ella las mismas capacidades, incluso más destacadas. Era como si algo no estuviera bien con ella, en fin “cosas de niñas”.
En su casa siempre le enseñaron a darse su valor, a ser una señorita y a hacer las tareas del hogar para cuando tuviera su propia familia. Ella no comprendía por qué a su hermano no le enseñaban estas cosas también. Su mamá decía: “estas son cosas de niñas”. Seguía sin entender. En su mente las “cosas de niñas” eran divertidas, a ella le gustaba bailar, leer, los deportes, cocinar y específicamente cortar zanahorias, le gustaba el olor de la cocina, pero, cuando invitaba a su hermano siempre le decían “son cosas de niñas”, pero si eran cosas divertidas ¿Por qué no lo podía compartir con los niños?
En el colegio le decían como vestirse: No escotes, no uñas de colores, no puede mostrar los hombros y la falda tiene que llegar a la rodilla. A sus amigos los dejaban jugar futbol sin camisa y mostrar los calzones por tener los pantalones abajo. Siempre que preguntaba ¿Por qué? Obtenía la misma respuesta: “Distraes a los niños, tú siempre tienes que estar como una señorita”. Pero, ¿Qué era ser una señorita?, ella perdía clase cuando llevaba mucho maquillaje o la falda muy corta, eso a nadie le importaba, de todas formas, es culpa de las “cosas de niñas”.
Recibió burlas por parte de sus amigas, la razón era: “No era lo suficientemente femenina”, “no era evolucionada” y “solo buscaba llamar la atención de los niños”. Cocinar ya no es para mujeres, no lo hagas. ¿Por qué usas maquillaje? ¿A quién quieres impresionar? No te pongas vestidos, esas son “cosas de niñas”. De un momento a otro, las cosas de niñas dejaron de ser tan divertidas como antes.
Unos años después, en la secundaria, entró a una época muy difícil, en la que se sentía muy sola e incomprendida;ya no se reconocía, ¿Que son las cosas de niñas? Ya no cocinaba, ya no participaba en las ciencias ni en los deportes. Si hacia alguna de las cosas que le gustaban siempre obtenía las dos mismas respuestas: “son, cosas de niñas” o “estas no son cosas de niñas”.
Un horrible día, se repitió la narrativa. Llegaron personas con malas intenciones a su vida y acabaron con su infancia de manera súbita, no entraré en detalle a lo que pasó, porque no es lo que ella querría. De este trauma aprendió que había gente que no pensaba que su cuerpo fuera suyo, que su palabra no era importante y que sus deseos no debían ser respetados. Ella nunca le contó a nadie. ¿Quién le iba a creer?, esto no hacia parte de las cosas de niñas.
Dejo de usar faldas y vestidos. Negro, gris, café. Comenzó a usar colores oscuros, no se preocupaba por la belleza o si se le corría el rímel, esas eran “cosas de niñas”. De pronto sus amigas tenían razón, ella tenía la culpa, su forma de ser, de vestirse, de actuar, de pronto tenían razón… Esascosas de niñas si llamaban la atención de los niños.
¿Era por eso que sus amigas no se maquillaban? ¿Por qué tenían miedo de ser muy llamativas? ¿Les tenían miedo a las cosas de niñas?
Fue gracias a esto que encontró el apoyo en sus semejantes, en las demás mujeres, en sus amigas, quienesle dieron fuerza y le enseñaron que ser mujer también podía ser MARAVILLOSO. Así fue como se dio cuenta que no estaba sola, que nunca lo estuvo y que la sororidad entre sus compañeras era lo más valioso que había llegado a conocer, todas tenían algo en común: “las cosas de niñas”.
Muchas de sus amigas también habían tenido experiencias similares. Esto le dio un nuevo sentido a su vida, el sentido de pertenecer y querer luchar por una causa justa para un beneficio común, cada día ella soñaba más con la liberación de su género. Soñaba con que nadie más viviera lo que ella sufrió, que nadie más se sintiera impura cuando tenía contacto con un hombre, esas también eran cosas de niñas.
Descubrió que no tenía la culpa, durante mucho tiempo pensó que, si se vestía femenina y se arreglaba, era para que los hombres la quisieran; que, si se vestía cómoda y no se peinaba, los hombres iban a pensar que era relajada y la iban a querer aún más. Pero, hiciera lo que hiciera, siempre iban a ser las “cosas de niñas”, así que ¿Por qué las cosas de niñas giran en torno a los hombres?
Su vida realmente empezó en ese momento, donde por más cruel que fuera la realidad de ser una mujer, había otras por las que seguir luchando, las que estuvieron antes, las que ya no están y las que vendrán, todas son motivo de persistencia. Ser mujer nunca le impidió nada, solo le hizo entender que tenía que esforzarse más, y cuando sentía que ya no podía más, sus amigas siempre le mostrarían que sí, e incluso ella misma, por medio de aquello llamado: Amor propio.
En su juventud y adultez, nunca se dejó intimidar por un hombre, jamás dudo de sus capacidades por su género, siempre luchó por generar espacios para otras mujeres y siempre demostró que unidas son capaces de más, todo gracias a las “cosas de niñas”. Y aunque sus colores a veces no eran los más brillantes, nunca los lograron apagar.
Por ella, y por todas, hoy conmemoramos el mes de la historia de la mujer. Donde no buscamos celebrar a estos maravillosos seres, sino amplificar y conmemorar sus luchas, logros y capacidades. Hoy contamos la historia de Andrea, Juliana, Camila, Daniela, Carolina, Manuela y todas las que se identifiquen con las “cosas de niñas”.
Buscamos y luchamos constantemente por acabar con esta y otras narrativas propias de una sociedad machista, que limita a sus niñas a su condición de género y seguiremos buscando la igualdad. Por las que estuvieron, las que ya no están, las que vendrán y por las cosas de niñas.
-Escrito por Mariana Hurtado y Mariana Olivares (“Mariana al cuadrado”)
Que bueno es practicar la sororidad entre nosotras. Debemos apoyarnos, ser solidarias y ayudarnos mutuamente. Bendiciones a todas las mujeres ??